sábado, 7 de diciembre de 2013

Una lengua afilada como una espada.




Cyrano de Bergerac del dramaturgo francés Edmond Rostand, que con el paso de los años saltó a los cines en diferentes versiones, la última protagonizada por Gérard Depardieu y dirigida por Jean-Paul Rappeaneu (1990).
Aquí el héroe no solo tiene como arma la espada, su carácter y sobretodo su dañina lengua dan en el blanco una y otra vez no dejando títere con cabeza y luchando por el amor platónico de su amada.
Siempre me ha gustado el desparpajo del francés, su descaro y su verborrea incontrolable que te ponen a su favor desde el primer momento.
Tal vez sea el momento de desempolvar la película si la tienes por ahí o descubrirla por primera vez si no tuviste la ocasión de verla.


"El amor es la pasión por la dicha del otro".
"Así es mi vida. He sido el inventor de todo y al que todo el mundo olvida".
"En el bolsillo de un poeta siempre encontrarás algún producto de su imaginación".
" Y al finalizar os hiero".





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